Discapacitados. Sistemas de lectura

Concepto

La lectura es un proceso activo que lleva a cabo una persona y que le permite transformar una representación externa en una representación proposicional interna, aplicando una serie de operaciones que van desde la percepción visual de lo escrito al pensamiento. La discapacidad es aquella condición de ciertas personas que presentan problemas en cuanto al uso de alguna función corporal, sensorial o intelectual, y que significa una desventaja para su desenvolvimiento en el medio social y su relación con otras personas (RAE, 2001).

La Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), de la Organización Mundial de la Salud, distingue entre las funciones del cuerpo (fisiológico o psicológico, visión) y las estructuras del cuerpo (piezas anatómicas, ojo y estructuras relacionadas). Son nueve los dominios del funcionamiento que pueden verse afectados: aprendiendo y aplicando conocimiento; tareas y demandas generales; comunicación, movilidad, cuidado de sí mismo, vida doméstica, interacciones y relaciones interpersonales, áreas importantes de la vida, vida de la comunidad, social y cívica. Asimismo, la discapacidad puede ser: física, psíquica, sensorial e intelectual o mental. Cada uno de los tipos puede manifestarse en distintos grados y una persona puede tener varios tipos de discapacidades simultáneamente, a causa de las cuales su capacidad lectora puede verse afectada.

Los sistemas alternativos y aumentativos de comunicación (SAAC) son ayudas y medios que favorecen la comunicación del alumno con discapacidad. Los sistemas de comunicación se clasifican según necesiten o no soporte técnico para su expresión, por eso los calificamos como sistemas con o sin ayuda. Por ejemplo, los niños con discapacidad motora (como es el caso de la parálisis cerebral) suelen tener bastantes problemas con los sistemas de comunicación sin ayuda (por ejemplo, el lenguaje de signos), ya que necesitan del cuerpo para expresarse, en este caso las manos. Los sistemas más adecuados para estos niños son los que necesitan alguna ayuda o soporte técnico para la comunicación. A través de estos métodos, el niño va a ser capaz de preguntar, comunicarse, narrar experiencias vividas a lo largo del día, etc. Es decir, interaccionar con otras personas funcionalmente.

 

Análisis

Fruto de la investigación en psicolingüística es precisar las relaciones entre la lectura y la escritura. Estas dos competencias, tradicionalmente, se han presentado como unidades inseparables, como las dos caras de una misma moneda. El argumento principal era que la lectura solo se puede realizar sobre algo escrito, y se escribe pensando en alguien que va a leer lo escrito. Este tipo de relación ha llevado muchas veces a considerar que los procesos cognitivos implicados en la lectura y la escritura son los mismos, pero se ejecutan de forma inversa. La consecuencia didáctica derivada de tal suposición se ha traducido en fomentar la lectura con el objetivo de mejorar la práctica escritora (sobre todo, la ortografía) y viceversa.

Los estudios derivados de la investigación psicolingüística, y la propia práctica docente, han puesto de manifiesto la existencia de buenos lectores y pésimos escritores. Otro dato a favor de procesos diferentes para la lectura y para la escritura deviene de la patología del lenguaje, ya que se han encontrado pacientes afásicos que pierden totalmente la capacidad de leer y, sin embargo, conservan perfectamente la escritura, hasta el punto de que no son capaces de leer lo que acaban de escribir.

 

Implicaciones

La enseñanza de la lectura se convierte en un eje esencial de preocupación de padres y maestros. Afortunadamente, la mayoría de los niños y las niñas resuelven el procesamiento visual del lenguaje sin grandes dificultades, pero es bien sabido, a través de los resultados de los estudios, que un retraso severo lector tiene una enorme predictibilidad sobre el rendimiento ulterior, con consecuencias educativas que trascienden este aprendizaje. La lectura puede convertirse en una pesada carga, y su pobre dominio se convierte en una variable determinante del fracaso escolar, al dificultar el acceso a nuevos aprendizajes y la adaptabilidad al sistema educativo.

El aprendizaje de la lectura, los requisitos previos a su consecución, los métodos de enseñanza, el proceso de consolidación, la naturaleza y repercusión de sus dificultades, así como la misma conceptualización, han sido temas recurrentes de investigación en la psicología del lenguaje y han permitido que esta disciplina se adentre en otras afines, como la psicología de la memoria, la psicología de la percepción y la psicología de la instrucción. Esta preocupación emana de la misma funcionalidad de la lectura como llave maestra que abre las puertas del conocimiento. Aprender a leer es el equivalente a aprender a utilizar una herramienta que nos permite comprender el mundo, asimilar conceptos y sus relaciones. En palabras de Vygotsky (1977), «únicamente debemos tratar de imaginar los enormes cambios que se producen en el desarrollo cultural de los niños, y que son consecuencia del dominio del lenguaje escrito y de la capacidad de leer. Gracias a ello se accede al conocimiento de todo aquello que el genio humano ha creado en el campo de la palabra escrita».

La alfabetización representa la adquisición de nuevos instrumentos semióticos (Vygotsky, 1978) y de una nueva tecnología para la comunicación (Godoy, 1977), que afecta tanto a nuestras acciones en el medio social como a nuestras acciones mentales. Es por esta razón por la que la misma sociedad institucionaliza el aprendizaje. Sin que este sea implícito, permite a las personas lograr una autonomía equiparable a la conseguida mediante la adquisición de cualquier otra capacidad natural, como es la misma adquisición del lenguaje.

La lectoescritura suele verse afectada en los alumnos con discapacidad motora. Para enseñar a leer y escribir a un alumno con parálisis cerebral se requieren una serie de adaptaciones para potenciar sus habilidades lectoras y escritoras de forma individualizada. Para el aprendizaje es primordial la postura corporal (verticalidad). Pero antes de aprender a leer, es esencial el dominio del lenguaje oral (para leer es precisa la adquisición y comprensión de conceptos). Para enseñarlos a leer podemos utilizar métodos de lectura sintéticos o analíticos. Los primeros se basan en unidades más pequeñas de la lengua, uniéndolas para formar palabras y posteriormente frases. Los segundos toman como base las palabras para irlas desglosando en unidades más pequeñas. La mayor parte de los niños con parálisis cerebral aprenden a leer más deprisa mediante métodos de lectura sintéticos.

Para desarrollar la prelectura en alumnos que no pueden expresarse de forma oral, podemos: introducir medios de comunicación asistida para entrenar la captación de la secuencia, la construcción de frases con dibujos...; usar materiales curriculares que incluyan pictogramas; sustituir poco a poco las imágenes y fotos por palabras escritas; producción oral por parte del maestro de cualquier letra, sílaba o palabra que escriba el niño o de los textos usados, asegurándose de que sigue la secuencia; usar programas informáticos adaptados a sus capacidades motrices.

 

Sistemas alternativos y aumentativos de comunicación (SAAC)

 

 

Una vez iniciados, estos niños tienen dificultades para evocar ciertos rasgos lingüísticos de las palabras, con lo que pueden no ser capaces de escribir el nombre de un objeto que ven, completar frases enunciadas oralmente o leer palabras que les son desconocidas y extraer el significado de frases sencillas. Se les puede ayudar con algunas técnicas: enseñarles pronto las grafías con ejercicios de escritura y lectura; iniciar pronto un sistema de comunicación asistido que permita avanzar en el conocimiento de las palabras y partículas; usar pictogramas y texto escrito; entrenamiento auditivo buscando palabras que empiezan por una sílaba concreta apoyándonos en fotos o dibujos; identificar la sílaba común de un grupo de palabras; contar las sílabas de una palabra asociándolo con la imagen del número; construir canciones rimadas con imágenes; usar esquemas y mapas de conceptos para elaborar textos escritos.

 

 

Referencias

Diccionario de la Lengua Española (2001),
Real Academia Española de la Lengua,
22.ª ed., www.rae.es/drae 

Godoy, J. (1977), The Domestication of the
Savage Mind, Cambridge: Cambridge
University Press.

Moreno Manso, J. M., Suárez Muñoz, A. y
Rabazo Méndez, M. J. (2008), El proceso
lectoescritor. Estudio de casos, Madrid:
EOS.

Rabazo, M. J. y Moreno, J. M. (2003), «Prevención
de las dificultades de lectura/
escritura», en Suárez Muñoz, A. y Martos
Núñez, E., Puertas a la Lectura, pp. 107-
116, Universidad de Extremadura.

Vygotsky, L. S. (1977), Pensamiento y Lenguaje,
Buenos Aires: La Pléyade.

Vygotsky, L. S. (1978), El Desarrollo de los
Procesos Psicológicos Superiores, Barcelona:
Crítica.

Fecha de ultima modificación: 2014-02-11